No es tarea fácil encontrar la paz y el equilibrio si existimos en el interior del desarrollo de una Gran Explosión, girando sin cesar sobre un bólido que se desplaza por el infinito dándose vueltas en un Cósmos sereno y convulsionado a la vez, en recreación permanente. Hay planetas, en otros sistemas solares, cuya rotación más pausada genera una evolución completamente diferente a la que conocemos en la Tierra, mucho más pacífica y contemplativa, sin tanta alternancia veloz entre el día y la noche. Para las tradiciones de sabiduría, según nuestro grado de densidad y consciéncia, cambiamos de esfera en esfera hasta fusionarnos con la paz profunda del Ser Divino, inmanente y trascendente en cualquier parte del Cósmos y del Multiverso. Los budistas lo llaman Nirvana.
No es tarea fácil encontrar la paz y el equilibrio si existimos en el interior del desarrollo de una Gran Explosión, girando sin cesar sobre un bólido que se desplaza por el infinito dándose vueltas en un Cósmos sereno y convulsionado a la vez, en recreación permanente. Hay planetas, en otros sistemas solares, cuya rotación más pausada genera una evolución completamente diferente a la que conocemos en la Tierra, mucho más pacífica y contemplativa, sin tanta alternancia veloz entre el día y la noche. Para las tradiciones de sabiduría, según nuestro grado de densidad y consciéncia, cambiamos de esfera en esfera hasta fusionarnos con la paz profunda del Ser Divino, inmanente y trascendente en cualquier parte del Cósmos y del Multiverso. Los budistas lo llaman Nirvana.
ResponderEliminar